Érase una vez...
Érase una vez una joven a un violoncello pegada........ y es que no se me ocurre una mejor forma de empezar a contar mi historia.
Desde bien pequeña, la música me ha acompañado en cada situación de mi vida!! a cada momento o situación se le puede poner su pequeña banda sonora!
Nunca se me olvidará como al llegar septiembre y las fiestas de mi pueblo, correteaba por toda la casa, saltando, gritando!! Era muy temprano!! y ya estaba despierta para poder abrir una ventana y escuchar a las bandas de música que pasaban tocando la diana de fiestas. Me encantaba!! quería aprender música y poder tocar un instrumento!!
Hoy en día, se me sigue erizando la piel, cada vez que escucho una banda, porque me vienen a la cabeza todos aquellos recuerdos.
Aun recuerdo lo pesada que me puse para que me compraran un organillo!! Se acercaba mi cumpleaños!! iba a cumplir siete años!! y me empeñé en que quería un organillo!! la flauta del cole ya me cansaba, necesitaba poder hacer sonar más sonidos!! y deseo cumplido!! Esas navidades recibí mi regalo!!
Melodía que oía, melodía que sacaba, las canciones de los dibujos, los anuncios de televisión, las coplas que escuchaba mi abuelo, las peticiones de mi abuela!! "toca la de Paquito"...jajaja, las horas que pude pasar al lado de aquel chismito!!
Un buen día, estando en el colegio, me enteré de que a unas amigas sus padres las habían apuntado a la escuela de música de la banda, empezaban esa misma tarde!! así que me fui con ellas. Me he criado en un pueblo, en el que cuando éramos pequeños, los niños podíamos jugar por las calles con total tranquilidad, y la escuelita de la banda estaba muy cerca de la casa de mis abuelos, donde pasaba la mayoría de las tardes.
Al cabo de dos meses, recuerdo que tuve que pedirle dinero a mi madre para comprar mi primer libro de solfeo y pagar las mensualidades de la escuela, aun no sabían que estaba apuntada a música! a la escuela!
Tras finalizar el primer año de solfeo escogí el violoncello como compañero de viaje, de este viaje que aun hoy en día sigo cursando.
De ahí empecé el conservatorio, 14 años de estudios oficiales, cursos, master, clases particulares, estudio diario... y esto aun no ha acabado!! La música es para siempre, como les digo a mis alumnos, y esa relación que surgió como una afición se ha trasformado en una necesidad!
Creo que no sabría vivir sin música!
Pese al sacrificio, esfuerzo, frustraciones, impotencia, alegrías,... si volviese a nacer, volvería a escoger la música como forma de vida, más que forma de vida es la que va guiando mi vida.
Dicen que los músicos somos gente especial. ¿Cómo no vamos a serlo si desde bien pequeños hemos pasado innumerables horas junto a nuestro instrumento, delante de un papel con garabatos al que debíamos descifrar, comprender y hacerlo nuestro, para transformarlo en una melodía que consiguiese llegar al otro?
Claro que somos gente especial! gente que un sonido le puede decir mil cosas, le puede hacer sentir tristeza, alegría, rabia... qué afortunada me siento!
La música es un lenguaje mundial, que conecta a personas de cualquier parte del mundo, con ese sentimiento común. Da igual el idioma, los estudios, el instrumento... porque en determinados momentos de sus vidas todos han sentido ese escalofrío que recorre sus cuerpos con una determinada melodía, han llorado o aguantado las lágrimas al escuchar una interpretación, han soltado una carcajada con un determinado pasaje...
En lo que llevo de vida he tenido la suerte de encontrarme con gente maravillosa, dentro y fuera del mundo de la música, pero ha sido ésta, la música, la que me ha llevado hacia esas personas.
Desde grandes intérpretes a músicos profesionales, músicos amateurs con cualidades increíbles, músicos clásicos, músicos alternativos, otras culturas, mis alumnos........ en fin, todos ellos son los que me van aportando cosas, sensaciones, experiencias que van enriqueciendo mi vida día a día!